Puedes encontrar al caballero de brillante armadura, ese que
derrote al dragón y te prometa un final de cuento con un simple beso.
Pero tú sabes que la maldición siempre estará ahí, viviendo
dentro de ti.
Hay cosas que simplemente no nacieron para ser amadas y tú,
princesa, tuviste la desgracia de ser una de esas.
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